
Esta versión simplificada de linguine con gambas al ajillo transforma un plato clásico en una cena fácil para cualquier día de la semana. He replanteado la receta tradicional para eliminar la necesidad de precocinar la pasta o saltear las gambas, manteniendo todos esos sabores mediterráneos que hacen de este plato un favorito.
El verano pasado serví este plato en una reunión familiar y mi sobrino, que suele ser escéptico con el marisco, repitió. El aroma a ajo y mantequilla siempre atrae a todos a la mesa incluso antes de anunciar que la cena está lista.
Ingredientes Esenciales
- Pasta linguine: Su forma plana y estrecha retiene perfectamente la salsa y se cocina de manera ideal en el horno
- Gambas crudas: Busca tamaños medianos a grandes (21-25 unidades), peladas y desvenadas
- Mantequilla y aceite de oliva: La combinación crea una base de salsa lujosa sin que la mantequilla se queme
- Ajo fresco: No escatimes aquí, 4-6 dientes picados darán ese sabor característico
- Vino blanco: Elige un Albariño o Verdejo seco, aportará profundidad a la salsa
- Queso manchego: Recién rallado se funde mejor que las versiones pre-envasadas

Instrucciones Detalladas de Cocina
- Paso 1: Preparar la Fuente
- Empieza engrasando generosamente una fuente de 35x25 cm con aceite de oliva. Esto evita que se pegue y enriquece la salsa final.
- Paso 2: Crear la Base
- Parte los linguine por la mitad si es necesario. Colócalos en una capa uniforme y vierte el caldo de pescado y el vino. El líquido debe cubrir justo la pasta.
- Paso 3: Sazonar el Plato
- Espolvorea el ajo picado, la cebolla picada, el pimentón, sal y pimienta negra uniformemente sobre la pasta. Añade trozos de mantequilla.
- Paso 4: Horneado Inicial
- Cubre herméticamente con papel de aluminio y hornea a 190°C durante 35-40 minutos.
- Paso 5: Añadir las Gambas
- Retira del horno, destapa con cuidado y remueve la pasta. Coloca las gambas crudas encima, espolvorea la mitad del queso y vuelve al horno sin tapar durante 7-10 minutos.
Creciendo en un pueblo costero, aprendí que la preparación sencilla suele dar los mejores resultados con el marisco. El sabor dulce y delicado de las gambas brilla cuando no está eclipsado por demasiados ingredientes.
La Versatilidad de la Cocina al Horno
Este método revolucionó mi rutina de cocina entre semana. El tiempo de cocción pasiva me permite ayudar con los deberes o ordenar mientras la cena prácticamente se hace sola. La magia está en cómo la pasta absorbe los sabores mientras se cocina, creando un plato intensamente sabroso con mínimo esfuerzo.

Después de años preparando gambas al ajillo tradicionales, esta versión al horno se ha convertido en mi método preferido. Captura todos los sabores que amamos mientras hace el proceso de cocción prácticamente infalible. La combinación de comodidad y resultados consistentemente deliciosos hace que esta receta sea un verdadero tesoro en mi colección.