01 -
Quita las venas, semillas y tallos de los chiles secos. En un sartén seco, tuéstalos ligeramente hasta que suelten su aroma y se pongan flexibles. Luego, ponlos en un bowl y cúbrelos con 3 tazas de agua muy caliente. Deja reposar durante unos 15-20 minutos o hasta que estén suaves.
02 -
Seca los trozos de cerdo con papel de cocina y espolvorea sal generosamente. En un sartén grande con un poco de aceite caliente a fuego medio-alto, pon la carne en tandas para dorarla por todos lados (así no se apretuja). Agrega el ajo picado en el último minuto para que suelte su sabor.
03 -
Echa 5 litros de agua en una olla grande y lleva a hervor. Añade la carne dorada con los jugos del sartén, el ajo, el maíz pozolero, las hojas de laurel, el comino y el orégano (desmoronado con tus manos). Agrega una cucharada de sal y deja cocinar a fuego lento por unos 15 minutos.
04 -
Toma los chiles remojados y mézclalos en la licuadora con 2½ tazas del agua del remojo, los dientes de ajo enteros y una cucharadita de sal. Licúa todo hasta que quede suave. Luego, pásalo por un colador fino para quitar cualquier pedazo duro.
05 -
Vierte la salsa de chile colada en la olla con la carne y el maíz. Añade 2 cucharaditas de sal, revuelve bien, y cocina a fuego bajo con la tapa entreabierta durante unas 2-3 horas, hasta que la carne esté tierna. Retira el exceso de grasa que quede en la superficie y ajusta la sal si es necesario.
06 -
Mientras el pozole cocina, corta y prepara todos los acompañamientos frescos: rebana el repollo, pica el cilantro y la cebolla, corta los aguacates en trozos, divide los limones en cuartos y corta los rábanos en rebanadas. Coloca todo en platos o bowls separados.
07 -
Sirve el pozole bien caliente en tazones y deja que cada persona lo personalice con los acompañamientos que más le gusten. Pon tostadas o totopos al lado para que les den un toque crujiente.